"Las bases de datos, con toda su imperfección y toda su basura informática, quizá sean la respuesta que la tecnología brinda a esta vieja aspiración humana de eternidad. Una base de datos se crea, se desarrolla y puede que se transforme, pero parece que jamás se destruye. Si Ortega dejó dicho que el hombre y su circunstancia forman el yo total, los datos que la persona va dejando a lo largo de su vida en distintos almacenes informáticos dan un nuevo sentido al circunstancialismo orteguiano. Así, hoy es posible decir que yo soy yo y mis datos y, si me apuran, mis datos son más yo que yo mismo, al menos para los organismos públicos, las entidades crediticias, las webs sites de viajes y El Corte Inglés."
Navajo, reflexionando en su blog "Al Oeste del Pecos" sobre el contraste entre cambiante de la vida de una persona y lo persistente de los datos que se recaban y conservan sobre ella.
"Pagamos el dato y despreciamos el alma.
Precisamente la que nos recuerda que no es él*
quien está en nuestra base de datos, sino que fuimos
nosotros los que nos salimos de la suya."
Santiago Rodríguez, Presidente de Directa&Mente.
Fundador de Dimensión Marketing Directo. Socio-Fundador de Vivavox Marketing Telefónico. Socio-Fundador y profesor titular del Instituto de Comercio Electrónico y Marketing Directo. Autor del libro “Creatividad en Marketing Directo”. Premio Alpha al mejor libro de Marketing de autor español. Premio especial de la FECEMD a toda su trayectoria profesional.
(*) N. del B. Santiago Rodríguez se refiere al cliente, considerado como un "registro" o elemento de la base de datos. Los registros se compran en paquetes según los parámetros de interés, para emitir un envío de informacón comercial (sexo, edad, clase social, ingresos, volumen de ingresos, etc.
